El objetivo es liberar el cuerpo de tensiones y contracciones sin emplear tensión muscular
Todo discurre en un estado de paz y rendición absoluta dejando que la inteligencia inherente se exprese y regenere nuestro cuerpo
Por mucho que se pueda forzar lo que es natural para el cuerpo, no es posible hacerlo más de 90º

Los ejercicios regenerativos: un cambio menor de 90º
Por Isaac Portilla

Los ejercicios regenerativos tienen diversos objetivos según nos refiramos a uno u otro aspecto del ser humano (físico, emocional, mental y espiritual). A nivel físico, el objetivo es liberar el cuerpo de tensiones y contracciones sin emplear tensión muscular. Para que esto sea posible, es necesario replantearse algunas actitudes que son agresivas con el cuerpo y que pueden generar problemas musculares, así como el debilitamiento de los órganos internos debido al sobreesfuerzo.

Durante la ejecución de estos ejercicios: no se fuerza la musculatura, no se transpira y no se aceleran los biorritmos (en todo caso se armonizan). Tampoco se pretende obtener flexibilidad, no se tienen metas, no se tiene en cuenta las repeticiones de un mismo ejercicio, etc. Así, todo discurre en un estado de paz y rendición absoluta dejando que la inteligencia inherente se exprese y regenere nuestro cuerpo. Esto puede parecer difícil, sin embargo, no se trata de hacer algo opuesto a lo que ya hacemos, sino de redirigir nuestra atención hacia la dirección de la vida. Por ejemplo, el esfuerzo no es lo opuesto a su carencia, el querer tener flexibilidad no es lo opuesto a ser indiferente con respecto a la misma, etc. Es decir, aquello que nos parece un cambio radical no lo es tanto, no puede serlo, es tan solo un reajuste.

Así, nadie puede ir en contra de la Vida, no se puede tener una desviación de 180º, una persona no puede existir en tales condiciones,  solo se puede tener una desviación menor de 90º. Es decir, si la vida es un río, cuando no seguimos su cauce, como mucho nos podemos desviar hasta casi el 90º: podemos ir hacia un lado del río, pero no podemos nadar a contracorriente. De forma similar, por mucho que se pueda forzar lo que es natural para el cuerpo, no es posible hacerlo más de 90º. Nosotros, lo que pretendemos es reconocer la dirección natural y para ello, ayudamos al cuerpo a que se recupere mediante la redirección de sus desviaciones.
© 2013 Isaac Portilla
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