Dolor y dicha, deseo y contento, lucha y rendición, son el reflejo de las fuerzas que operan en la existencia y que impulsan al ser humano hacia una mayor comprensión de la misma.
Toda experiencia tiene su utilidad en el contexto de la «totalidad de la vida».
Es necesario que consideremos «el despertar», no como un hecho aislado y alejado de nuestra realidad, sino como una percepción posible e inseparable de la condición humana.
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La totalidad de la vida
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